Un poco de censura pero «apenas» un poquito

Hablar de censura, querido lector inexistente, puede parecer en primera instancia una exageración y una muestra más de mi egolatría, un despropósito. Sin embargo, déjeme plantearle un poco mejor la situación.

Una limitación a la expresión

Está claro que no soy uno de estos influencers tan comunes en la actualidad. Tampoco me he propuesto serlo alguna vez porque no reúno las condiciones para hacerlo, simplemente no me interesa. De todos modos, sí hay muchas cosas que he hecho en internet, como este blog que ya tiene más de 10 años, que encajan de algún modo con esta propuesta contemporánea de compartir nuestras vidas en redes sociales.

Compartir historias, ideas, pensamientos, palabras que surgen en medio de una traba, fotografías, relatos gráficos o escritura experimental en redes sociales como Instagram, Facebook, YouTube o Twitter era una constante hasta hace algún tiempo. De modo similar, este blog ha sido un espacio para dejarme llevar por las teclas y difundir conmigo mismo, textos.

De risas, burlas y bullying

Cuando escribía y dibujaba cómics con 6 años se rieron… Cuando tenía el proyecto de escribir un libro de fantasía con 8 años me hicieron matoneo… Cuando desde los 8-9 años inicié con un proyecto de un diario personal (hasta la fecha), les pareció que era algo afeminado y para maricas…  Cuando con 12 años tuve una red social (2008 o 2009) de buena calidad (Zifloo) que terminé vendiendo a un español y por la que salí en el periódico local se burlaron… Cuando grababa videos para Youtube y competía con los grandes influencers de la actualidad contradictorio con el párrafo de arriba en el 2011 me hicieron bullying. Son muchos los ejemplos sin mencionar experiencias en la universidad, investigaciones sobre las emociones y humillaciones públicas por querer ser creativo contando historias que puede incluir en esta breve lista que ya me cansé de rememorar.

En otras palabras, son muchas las experiencias por citar respecto a este hábito de la gente alrededor, por intentar  determinar que se puede exhibir o no. Sin embargo, hasta la fecha no me había enfrentado a una situación que realmente me detuviese y limitase la publicación de mis ejercicios creativos que repito, nadie lee, conoce o ve.

Blablabla… cháchara

Tratando de ser exacto con esta afirmación, me atrevería a decir que desde hace dos años tomé la decisión de evitar compartir contenido que repito a nadie le interesa porque era contraproducente para mí. Es decir, tratar de hacer una de las cosas que más me gusta, que requiere tiempo, esfuerzo, dedicación y que no representa ningún tipo de beneficio económico, sino la satisfacción personal que cada vez tiene un valor más significativo en mi vida, acarreaba un impacto negativo en mi vida y en la de personas cercanas.

Es muy complejo de explicarlo y curiosamente implica seguir censurándome, pero en resumidas cuentas, si yo me expresaba o expreso, y espero que no sea así, era factible que hubiese una reacción externa que alterara todo. Así mismo, hay un plus, y es que personas cercanas se podrían ver afectadas. Esta última parte era ¿es? la más complicada de todas, porque sin ser culpable, a fin de cuentas, estas situaciones surgían porque yo hacía una de las cosas que más me gustan.

Por otro lado, debo añadir que directamente se me solicitó parar, que desapareciera del mapa de internet por un tiempo y que me ‘sacrificara’ por un tiempo. A fin de cuentas tomé la decisión de hacerlo, pero imagino que ya ese tiempo fue suficiente. En definitiva, no se trata de algo por hacer eternamente, ya que es injusto aunque el solo hecho de escribir este post representa un riesgo. Y menciono la justicia, porque en verdad ser censurado y acosado, tema sobre el que después ahondaré es algo que no le deseo a ninguna persona.

¿Por qué ahora?

Porque puedo hacerlo. Así de simple. Además, escribir es un modo más de exteriorizar mis pensamientos, que por extensión se traduce en terapia. Claro, para el lector de esta entrada que no entiendo el porqué lo hace, podrá parecer que palabras como censura son una exageración entre otra(s) más, pero con una rápida revisión al diccionario es posible verificar el uso correcto de esta palabra además de siempre estar la salida fácil de hablar de percepciones.

¿Y por qué ahora?

No exclusivamente en el blog, sino en otros espacios online, es probable que retome mi intensidad en la participación respecto a como era antes. De todos modos, también es factible que ya no sea así, ya que hay una serie de hábitos adquiridos y estilo de vida que, a causa de lo expuesto en los párrafos anteriores, han afectado mis acciones a futuro. En otras palabras, la incertidumbre se mantiene, pero con la certidumbre de haber escrito.